miércoles, octubre 16, 2024

GREATEST HITS 350: THE OCEAN (RICHARD HAWLEY)

"Condúceme al océano / el mundo es bonito junto al océano".

En la orilla o desde un acantilado, el mar sería refugio, guardián de secretos. Nuestro lugar preferido. La atalaya del amanecer, la alfombra donde la luna pone su estampa. El escondite en el que recogernos, el cofre de las confidencias.

El océano mientras cae la noche es nuestro amigo íntimo cuando escuchas su rumor entre los versos de Richard Hawley para una canción como esta. Te lleva a noches largas donde la nostalgia se mezcla con el deseo, las noches de amigos y amores para siempre. Con la música, The ocean, como cómplice.

domingo, octubre 13, 2024

SOUNDTRACK 281: EL ESPÍA, UN CLÁSICO SIN DIÁLOGOS


Hoy recuperamos el concepto de clásico aplicado al cine. Dando por hecho que lo clásico no tiene edad ni caducidad concretas, que lo clásico no es todo aquello en blanco y negro de hace cuatro o cinco décadas hacia atrás ni toda película de esa época que ha dejado cierta huella. Pero permitamos usar esta vez el término clásico para un film singular, un cine negro de espionaje inusual, muy poco conocido, un largometraje inadvertido en la extensa filmografía de su actor principal, Ray Milland, protagonista de El espía (The thief, en original, 1952). ¿Por qué es tan especial este noir de espías? 


Porque ningún personaje abre la boca para hablar. No hay un solo diálogo en el metraje, sino miradas sospechosas o temerosas, mensajes que pasan de unas manos a otras ante una amenaza por conocer, soledad en la espera, peligro próximo. Es El espía, dirigido por Russell Rouse, un extraño experimento, quizá caprichoso en su silencio al que se le pide un poco de claridad en su trama, pero atrayente precisamente por esa fórmula muda, por cómo todo se transmite con la manera de caminar o de mirar, con Milland ambiguo y al final atormentado, cansado de ser un callado peón que deambula incierto por la ciudad... esa ciudad en blanco y negro que el género noir retrata siempre tan amenazante.

miércoles, octubre 09, 2024

VOLUME ONE 674: LEON (LEON BRIDGES)


Aquí no importan los apellidos definitorios. De poco sirve que usemos prefijos y nombres. Aunque a Mr. Bridges le pongan por delante "retro" o "roots" (o "neo" o "contemporary") al soul o al rock que lo definen, su música sienta muy bien. Sin más. Ocurría con Coming home, con Good thing y con Gold-diggers sound. Otros tres años después llega Leon (Columbia, 2024), esta vez con el chico sin fondo monocolor en la cubierta, será porque sus nuevas canciones respiran y escapan de fronteras, son tan acogedoras como expansivas. Emocionan tanto como divierten. Y con sello de autor. Da la impresión de que Leon Bridges no quiere desmelenarse un poco, prefiere la contención al artificio. No le vendría mal a un álbum que, en todo caso, reconforta.

Nota: 7,5/10

domingo, octubre 06, 2024

GREATEST HITS 349: MAR ADENTRO (HÉROES DEL SILENCIO)

En esta mañana lluviosa la radio me ha quitado unos años, la música ha revivido el tiempo de una juventud que tuvo Mar adentro entre sus himnos. Será porque somos los que crecimos y seguimos junto al mar más nostálgicos que quienes viven atrapados por la tierra. Oh, aquel rubio silvestre que en sus gritos parecía poseído, entregado al amor en los labios mientras parecía subir la marea con cada estribillo. Nos sabíamos aquel primer disco de memoria, El mar no cesa. Los cuatro tipos amenazantes en pie sobre las rocas. Y el segundo, claro. Perdimos la virginidad de los conciertos atrapados entre dos tierras, tragados por el mar lejos de la costa, nos dejamos la voz en la prisión del deseo. Luego ya no, luego se olvidaron las nuevas canciones. Y luego el rubio ya fue moreno, y ya no hubo cuatro. Ya nada fue igual. Ahí dejamos parte de nuestra inocencia. Siempre queda el mar, al menos, en un día lluvioso como este.

sábado, octubre 05, 2024

VOLUME TWO 126: CLAPTON EN EL OCASO


Ante todo, mi respeto, y una admiración (aún) que se marchita. Pero, ¿desde cuándo no ofrece Clapton un disco bueno de verdad? Me refiero a más que bueno, a algo a la altura de una leyenda que le ha permitido ganarse ese respeto y admiración como tal. ¿Aquella alianza con BB King, aquel disco con JJ Cale, aquel directo con Steve Winwood? Aquello tenía brillo, sí, pero eran cosas del 2000, el 2006 y el 2009. Pero para encontrar un disco de estudio mayúsculo tengo que regresar a 1977 con Slowhand, y si quiero uno de gira para pinchar varias veces, al año 80 con Just one night.

Mientras, mientras, Eric Clapton se me va difuminando. Le ocurre a algunos de sus coetáneos, a nombres de la misma liga que se hicieron viejos hace ya mucho tiempo, con los que me cuesta empatizar (con otros mantengo un romance que, celebro, no perece). Este señor sentado en la mesa de un bar mientras espera a que se le enfríe el café, con la mirada vacía e incierta clavada al frente, anonimizado bajo un sombrero contra la lluvia... es Clapton, tan anodino como hoy es la música que aún crea.

En este Meanwhile que pone el mercado a la venta hay unos pocos temas nuevos (insulsos), unas cuantas versiones (sin motivo: Moon river, Smile, Always on my mind) y duetos grabados en los últimos años que no llegaron a encontrar espacio o coherencia en un disco. Lo que hay también es muy poca emoción, quizá la poca que late se esfuerza por justificarse en las tres colaboraciones con Van Morrison. Lo que queda después es la sensación de reencontrarse con un Clapton con el que ya no te esperabas, rastro lejano de uno de esos héroes del pasado del que casi nos habíamos olvidado.

viernes, octubre 04, 2024

BOOTLEG SERIES 126: DESPUÉS DEL ENCIERRO, EN EL 74


¿Estaba ansioso Dylan por volver a los escenarios? ¿Lo añoraba su público? ¿Necesitaba liberar el don de la genialidad del encierro del sótano? ¿Estaba preparado para una nueva revolución? Las biografías recogen los hechos y describen contextos, pero los enigmas y muchas respuestas aún permanecen en las sombras. El caso es que hace 50 años Bob Dylan ponía fin a su larga cuarentena frente a las audiencias y se echaba a la carretera ocho años después de su anterior concierto, tras aquella caída de la motocicleta. Volvía con Robbie, Rick, Garth, Levon y Richard, con The Band.

El catálogo infinito lanza a la luz los archivos de 1974, aquel tour de una treintena de fechas, algunas con pase acústico y sesión eléctrica. En una y otra se advierte a un Dylan suelto, enérgico, acelerado, de verbo agitado y acento rebelde. Qué vibración aquella, madre mía, con el ritmo saltarín de su grupo como si estuvieran ensayando entre las carrozas de un circo. Algunas de aquellas canciones que ya eran clásicos hace cinco décadas conservan hoy una grandeza inquebrantable que las realza como viejos que por siempre seguirán jóvenes.

lunes, septiembre 30, 2024

LIVE IN 306: KRIS & BOBBY


En la hora del fundido a negro hay legados que deslumbran con mayor luz. Eran/son buenas canciones; hoy que su voz se pierde en las tinieblas, todavía son mejores canciones. Sabemos que era de Kris, le cantaba a Bobby McGee. Aparecía en su primer álbum, en el 70, y unos meses después se la apropiaba Janis para grabarlo poco tiempo antes de languidecer hasta destruirse. Ella la hacía imbatible, imperecedera. Él, en la semilla, un tipo incorruptible entre cuatro forajidos, trazaba un tema que no tendría edad. Hasta siempre, Billy the Kid.

sábado, septiembre 28, 2024

GREATEST HITS 348: WILD NIGHT x3

La primera versión que escuché de esta canción no fue la original, la que salió de la inspiración de Van Morrison cuando las cosas no le iban tan bien como parecía sugerir la cubierta de Tupelo Honey, el álbum de 1971 en la que se incluía. Fue Martha Reeves, ya salida del tejado Motown con las Vandellas, quien la usó tres años después para abrir su primer disco sola, un tema recuperado en 1991 dentro de la banda sonora de Thelma & Louise. Fue ahí donde me subí a los vagones por los que se aceleraba este tema, enganchado entonces a toda la selección musical de la película de Ridley Scott. Mi siguiente reencuentro con Wild night se produjo con uno de los discos más flojos de John Mellencamp, Dance naked, de 1994, aunque la canción, que reclutaba el bajo y la voz de Meshell Ndegeocello, conseguía destacar entre lo olvidable. Elijan... a mí me gustan las tres.

martes, septiembre 24, 2024

BONUS TRACK 295: THEM CHANGES (BUDDY MILES)


Este hombre estuvo en mi ciudad. Una noche hace muchos años tocó en uno de sus mejores templos musicales, una sala que celebra estos meses sus 25 años de existencia, la Mardi Gras de A Coruña. La sala se enorgullece de aquel día, de aquel concierto en el que el inmenso Buddy Miles que había tocado las baquetas para Hendrix se apañó como pudo para rodearse de cajas y platos en la batería del pequeño y sudoroso escenario de la Mardi. Por aquel entonces me hice con su disco Them Changes (1970), una de esas joyas que entre las sombras del olvido consigue emerger para reivindicarse eternamente como ejemplar conjunción de soul y rock, de blues y funk. Póker de estilos en perfecta expresión.

En ocasiones me sorprendo del escaso alcance que parecen tener los mejores discos que fueron creados hace tantas décadas. Cuando los escuchamos en el presente no advertimos bajo el prisma actual el peso que merecieron en el pasado como experimentos cuya pervivencia era una incógnita. Basta detenerse un rato y desentrañar su misterio interior para advertir esa grandeza casi invisible. Eso ocurre en Them Changes, donde Buddy Miles lo hace prácticamente todo y no resbala en nada.

domingo, septiembre 22, 2024

VOLVER


En otro momento habría reflexionado con la escritura como vehículo sobre esa noticia que convierte un reencuentro en un regreso y un regreso en acontecimiento. Pero estos dos, Noel y Liam, se van apagando en el retrovisor y mi volante ya no conduce en su dirección. De haber tenido ánimos me habría lanzado a aguardar por otras reconciliaciones y a desear que alguna de verdad fuese, sí, una gran noticia. Se me han adelantado oportunamente en la prensa. Merece hacer un buen repaso. Lean.

Y luego pregúntense y respondan: ¿Qué reencuentro es el que más me gustaría presenciar, estar ahí, ser testigo de la concordia? Elijan entre Led Zeppelin, Pink Floyd, Héroes del Silencio, The White Stripes, Mecano, Fleetwood Mac, Platero y Tú, Talking Heads, Extremoduro, The Smiths, The Police, The Kinks, Pata Negra, Black Sabbath, Los Suaves, Sex Pistols, Jane's Addiction, Dire Straits, Aerosmith.

jueves, septiembre 19, 2024

GREATEST HITS 347: HEART OF GOLD (NEIL YOUNG)

Pensaréis que esta canción debería haber aparecido hace tiempo en este blog. Es posible que lo hiciera hace más de una década en un post empapado de improvisación nocturna cuyo vídeo no permite ahora la reproducción. No importa. Cualquier momento es bueno para escuchar o recordar una canción perfecta. Suena en una emisora Heart of gold cuando el coche te lleva de un lado a otro en una tarde atareada y te dejas poseer por su calma equilibrada, por esa sencillez sin sobresaltos que fluye de los acordes limpios y de la voz gentil de Neil Young. En un tema Clásico, con mayúscula, el himno de un tiempo nostálgico, la válvula de la evasión y el suspiro del calor. Aquí vemos al autor encorvado sobre su acústica y con el rostro ensombrecido por su cabello largo, pero en la versión más electrificada del álbum Harvest James Taylor y Linda Rondstat firman unos coros mansos que elevan la canción al olimpo celestial.

sábado, septiembre 14, 2024

VOLUME ONE 673: LUCK AND STRANGE (DAVID GILMOUR)


Si el sonido de una guitarra fuese algún día considerado patrimonio de la humanidad, el responsable sería David Gilmour. He pensado esto alguna vez cuando entra en mí esa elegancia sensorial que nace de las cuerdas que Gilmour maneja, en cómo las aprieta o las estira, en cómo se clava ese sonido depurado de buena parte de sus canciones, dentro o fuera de Pink Floyd. Fuera, una vez más, se repite esa sensación placentera de éxtasis y liberación a lo largo del quinto disco de estudio del guitarrista británico, Luck and strange (Sony Music, 2024).

Inevitable. Inevitable pensar en el grupo unido, como en una esfera imaginaria, cuando se deslizan sinuosos algunos pasajes de este álbum. Gilmour compone un trabajo de firma familiar con las colaboraciones líricas e instrumentales de su mujer Polly y su hija Romany. Su magisterio se percibe en el ahogo de su voz cuando las canciones van creciendo y, cómo no, en la hechura limpia de sus guitarras resplandecientes (Luck and strange, Between two points, Scattered). Las lecciones de los mayores no tienen fecha ni previsión de caducidad.

Nota: 8/10

jueves, septiembre 12, 2024

LUME


Los que tenemos apego a esas cosas insignificantes de la vida (unas cuantas películas, algunos más libros, muchos discos) sentimos un escalofrío de dolor angustioso cuando se apaga el proyector que da luz a una sala oscura, al desconectarse para siempre el cable de una guitarra eléctrica o si cae para no volver a subir la verja de una librería. Lume cierra.

Tengo una relación especial con algunas librerías de mi ciudad, unas favoritas sobre otras pero todas templos de placer entre palabras y conversaciones. Empiezas por la recomendación de un libro o la semblanza a un autor, sigues por un debate literario y preguntas y respuestas que te llevan a distintos lugares y acabas hablando de tus hijos y de la vida misma.

Tú eres el cliente, ellos los libreros (las libreras en mi caso). Pasa el tiempo entre novelas y confianzas y tú la consideras más que una librera, ella te ve como alguien más que un cliente. Y un día te llama para decirte que la tienda cierra, que en unos días pone un letrero en la puerta para despedirse tras casi medio siglo vendiendo libros. Y no sabes qué decir mientras te recorre ese escalofrío de angustia.

Tengo muchos libros en casa. Una buena parte los he comprado en Lume o me los han regalado porque los han comprado allí, y yo también he buscado entre sus estanterías alguno adecuado para regalar. Puede que algunos conserven la etiqueta con el sello de la librería estampado en la primera página. Espero encontrar tiempo estos días para volver a Lume para comprar un último libro antes de que sea tarde, antes de que se acabe la tinta de las palabras con las que he crecido.

martes, septiembre 10, 2024

BONUS TRACK 294: IS THIS DESIRE? (PJ HARVEY)


Suele ignorarse este disco de PJ Harvey entre lo más meritorio de su producción. Sobre Is this desire? (1998) pesa la admiración que despertaban tres obras previas como Dry, Rid of me y To bring you my love, en las que la agresividad rugosa de Polly Jean saltaba de la crudeza a la sofisticación. La prensa la entronaba, los adeptos se juntaban procedentes de distintas tribus urbanas, PJ gustaba a parias y a eruditos, a público fácil y a audiencia difícil. Y entonces tardó más de tres años en tener listo un nuevo álbum, este trabajo que mucho tiempo después encontraría tuberías de conexión con los más complejos The Hope Six Demolition Project y I inside the old year dying.

Porque tras una densa etapa de encierro en su campo natal, Harvey acabó por fabricar uno de esos discos suyos donde lo siniestro embruja, en los que las guitarras, los sonidos y las programaciones toman caminos impredecibles, se retuercen o se encogen hasta resultar embriagadoras. Aquel oscuro álbum nada hacía pensar que PJ se entregaría dos años después al más accesible Stories from the city, stories from the sea (2000), cumbre arrebatadora de una mujer capaz de transformar la aparente fealdad en fascinante belleza.