Raro es que la fábrica musical de Dan Auerbach me deje indiferente. Siempre hay algo en sus lanzamientos anuales que seduce por su frescura ambiental o su espíritu retro. Esta temporada hay razones para afianzar la fe (Jon Muq) que compensan cierta falta de sabor (Hermanos Gutiérrez). De la cadena productiva de Easy Eye Sound (un fenómeno que merece estudio en las enciclopedias de música) siguen saliendo nombres para el arraigo y el entusiasmo. Jeremie Albino está en ese grupo y su Our time in the sun (2024) se revela como uno de los trabajos más estimulantes del sello de Auerbach y, por extensión, de este año.
Albino es canadiense de origen filipino. No hay exotismo sanguíneo que se le resista al 50% de los Black Keys. Me pregunto cómo surge la conexión: ¿es Auerbach quien descubre chispazos de talento merecedores de ser apadrinados o son esos talentos anónimos ansiosos de darse a conocer los que se acercan al productor para seducirlo y encontrar su oportunidad? Las mejores apuestas, como la de Jeremie Albino, rebosan calidez en cada tema (deliciosos Lay me let my head y Dinner bell), un eco analógico en su huella sonora que empapa los retazos de soul, country y folk (mezclen las corrientes como deseen) en este álbum fabuloso.
Nota: 8,5/10
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