martes, marzo 17, 2009

EL ANZUELO


Esto le gusta. No lo recordaba tan agradable. Hace años le ocurrió algo parecido, pero entonces no sabía medir las distancias ni controlar la confianza. No distinguía la lluvia detrás de los cristales y todo era mucho más claro que oscuro. Nadie merece un trono aunque se lo dediques.


Ahora es distinto. ¿Distinto? Bueno, según el momento. Pero no es igual que entonces, eso sí. Puede mantenerse atrás y abrir la coraza a ratos sin que nadie se lo pida. Le pueden confundir con un profesor que de esto va sabiendo un rato. Las puertas del colegio siguen entreabiertas.


A veces le entran dudas. Es decir, no le gusta que le guste. Pero al final, después de tanto pensar e imaginar, siempre habrá una voz que le diga algo que no espera, un gesto que le invite a regalar un abrazo sin que necesite otro de vuelta. ¿O sí?

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