sábado, abril 14, 2007

BONUS TRACK 22: LONG JOHN SILVER (JEFFERSON AIRPLANE)

Algunas bandas irrepetibles guardan cualidades que en el futuro nunca más se vuelven a percibir en otras formaciones, ni siquiera aunque las mencionen como referencia. De los Doors hablábamos no hace mucho para coincidir en este aspecto. Otro ejemplo es Jefferson Airplane. Hace un par de años escuché casi seguidos sus primeros cuatro discos, firmados entre 1966 y 1968. Ahora descubro el octavo y último trabajo de estudio que grabaron antes de su inicial separación en 1973. Un año antes empaquetaron en un cotizado vinilo con forma de caja de puros y semillas de ¿tabaco? dentro Long John Silver (RCA). Pues eso, un álbum irrepetible.

Sólo decir Jefferson Airplane ya transporta a uno a San Francisco en pleno auge hippie de finales de los sesenta. Cierto, fueron paradigma de vanguardia del movimiento codo a codo con los colegas de ciudad Grateful Dead, si bien los componentes del ‘aeroplano’ procedían de distintos puntos del país. Esos primeros discos del grupo representan muy bien el espíritu de aquellos años, no sólo por sus letras osadas bañadas en ácido y pastillas, sino por su música igualmente atrevida, juguetona en ocasiones, experimental y frívola. Los Jefferson, por suerte, carecían de la espesura compositiva de los Dead, sus jams eran más escasas, uno no adormecía en su desarrollo ni tenía ganas de desconectar.

En el ocaso de sus días de comunión en aquellos primeros setenta, Jefferson Airplane planeaba ya sus bifurcaciones internas. El magnífico guitarrista Jorma Kaukonen y el bajista Jack Cassady ya habían dado a luz a Hot Tuna y el otro guitarrista, Paul Kantner, también había publicado en solitario. Marty Balin ya no cantaba desde el 69 y la voz pasional y dominante de Grace Slick abrazaba los altavoces cuando no le permitía algún tema a Kaukonen o Kantner. Long John Silver deja atrás los efluvios psicodélicos de buena parte de los anteriores discos, adquiere una sutil siniestralidad en sus melodías y afila las guitarras hasta llegar a levantar a Hendrix de la tumba. Un disco muy, muy grande. Temas como el titular, Twilight double leader o Eat starch Mom bastan para comprobarlo.

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